En 1489, un vecino de Cuéllar, Juan de Arauz, pidió permiso al Concejo para levantar un mesón junto al puente de Aguilafuente. La petición venía respaldada por el duque de Alburquerque, que recomendaba aprobarla y dar facilidades. El Concejo aceptó, le indicó el lugar —junto al puente— y le autorizó a usar madera de los pinares comunales. Eso sí, con condiciones: no podía vender pan, vino ni pescado en Lastras ni en San Esteban y debía respetar el cobro del impuesto por cruzar el puente.
Casi un siglo después, en 1575, la documentación ya habla de la Venta del Cega, también llamada Venta de Machín, probablemente por el nombre de uno de sus dueños.
En el Catastro de Ensenada del siglo XVIII todavía aparece con buena actividad:
“Así mismo hay una venta llamada de Cega a sito de los Quemados inmediata a esta población propia del conde de Alcolea y le produce anualmente novecientos reales”.
El siglo XIX marcó su declive. En 1826, el Diccionario de Miñano la cita como despoblado con un vecino y tres habitantes. Para 1833 ya ni siquiera aparece en el Libro de Matrícula: estaba abandonada. A principios del XX, los planos topográficos ya no recogen edificación alguna. Solo ha quedado el topónimo “Tierras de la Venta”.
Dónde estaba
Todo apunta a que la venta se encontraba en el paraje conocido como Tierras de la Venta, a la derecha del camino que une Lastras con el puente del río Cega, probablemente cerca del actual chiringuito. No quedan restos porque seguramente fue construida con materiales pobres (madera y barro) que posteriormente se reaprovecharon en edificaciones como la casa forestal, hoy derribada, los molinos junto al rio, la carretera o el propio puente.
Como otras ventas de la zona, como la de Tres Cantos, la del Cega debió disponer de un pequeño terreno propio, lo que explica el nombre “Tierras de la Venta”.
Los venteros
Entre los siglos XVII y XVIII, distintos censos y catastros recogen a quienes regentaron o habitaron la venta:
Matías García, Hernando Pérez y María Gilsanz, Frutos y Alonso Pérez Gilsanz, Juan de la Cruz Velasco, Esteban Fernández y Jacinta Álvarez, Thomás Asenjo, Francisco Fernández Álvarez y María Ballesteros, María Salamanca, los Suárez Salinas o José Fernández Sanz, último mesonero conocido a comienzos del XIX.
El puente y el pontazgo
El puente sobre el río Cega como eje vertebrado entre las Comunidades de Villa y Tierra de Cuéllar y Segovia fue un punto clave. Ya en 1210, Alfonso VIII lo menciona al delimitar términos entre Cuéllar y Aguilafuente. El puente actual se levantó en 1762, suponemos que sobre otro de madera, ligado al cobro del pontazgo: un peaje medieval que se pagaba al cruzar.
Este tributo, común en toda Europa, fue un recurso económico de los señores feudales. Con el tiempo se convirtió en un arancel para quienes acudían a mercados o transportaban mercancías. Su decadencia llegó en el XVIII y fue abolido en España en 1881.
Las ventas: un mundo perdido
La Venta del Cega, junto a la venta de Tres Cantos, en el limite con Torrecilla del Pinar, formaba parte de una red de establecimientos que daban comida, hospedaje y seguridad a los viajeros en los caminos. Con gran portón para carros, cuadras para caballos, patio con pozo y cocina humeante, las ventas fueron esenciales para el comercio y la comunicación.
Enlaces y referencias bibliográficas
El mundo perdido de las ventas., Julio Miguel Ángulo López recopila en esta obra profusamente ilustrada con fotografías y mapas 78 antiguas ventas de los pueblos de Segovia, refiriendo los datos existentes, anécdotas y curiosidades. Diputación de Segovia 2017. 194 páginas ISBN: 978-84-17191-04-7
Mapa de Segovia 1773 https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=11819
Mapa de segovia 1848 http://www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/html/001809.html
EL BANDOLERISMO EN CASTILLA DURANTE LA EDAD MODERNA. SEGOVIA, 1780-1808
«Todos de acuerdo, se encaminaron hacia Bilbao. Llegados a la venta de Tres Cantos, cerca de Lastras de Cuéllar (otro de sus habituales puntos de encuentro hasta su demolición por orden de la Chancillería el 3 de octubre de 1797) tuvieron noticia de que andaban revueltas rondas y miñones de la Compañía de Úbeda; desistieron de hacer este viaje y pusieron rumbo a Portugal por Coca y Serrada, donde se les unió Francisco Calvo alias el Pastor. «
Agradecimientos
Felix Martín Galicia
Miguel Angel Fernández Otaolaurruchi
Notas
Imagen de cabecera: Recreación por IA