Algunos dicen que saldremos mejores de esta pandemia que estamos sufriendo. No es cierto. Esta situación que sufrimos no nos cambiará. Ni seremos mejores ni peores. A lo sumo, se acentuarán algunas tendencias que ya estaban presentes en nuestra sociedad antes de que llegara el COVID. Y es que siempre ha ocurrido igual, esta es una más de las situaciones que han vivido nuestros ancestros. Todas las epidemias por las que el pueblo ha pasado han dejado huella temporal en las generaciones que las vivieron y en las personas que las sufrieron, pero con el paso de los años, van cayendo en el olvido.
Hace algún tiempo escribí este artículo y lo dejé apartado, esperando un golpe de suerte que pudiera demostrar de manera explícita la peste negra en Lastras. Esperaba encontrar algún documento que contuviera las palabras mágicas que estaba buscando… peste, secas, carbuncos, etc. Ese documento todavía no ha aparecido y no sé si existirá, así que hay que trabajar con lo que tenemos, indicios de lo que ocurrió en la primavera de 1599.
La última gran oleada de peste negra conocida en Castilla tuvo lugar en el periodo 1596-1602. Esta epidemia se conoce como Peste Atlántica ya que comenzó en los puertos del Cantábrico, propagándose rápidamente de norte a sur, alcanzando gran parte de Castilla y Andalucía. Las regiones de levante se vieron menos afectadas, siendo Segovia una de las zonas con mayor incidencia.
Pero ¿afectó la peste negra a Lastras? y si la peste negra entró en el pueblo, ¿qué consecuencias tuvo? Como he dicho, no se ha encontrado documentación sobre el tema ni ningún escrito que acredite la existencia de peste negra en Lastras. Sin embargo, repasaremos algunos hechos que nos llevan a pensar que en 1599 el pueblo sí se vio afectado por ella.
En 1599, el cura de la parroquia de San Andrés de Sepúlveda anota que esta localidad se ve afectada por la peste. Por su interés, transcribo el documento que es descriptivo de la situación:
El texto nos muestra varios aspectos interesantes: primero, la peste negra está presente en Sepúlveda en 1599, la referencia a “secas” no deja lugar a dudas, ya que así se llamaba a los bubones (inflamación de los ganglios linfáticos), uno de los rasgos característicos de la enfermedad; segundo, la franja de edad más propensa a la enfermedad en esta ocasión es desde la niñez a las personas de mediana edad; y tercero, la epidemia dura desde finales de marzo hasta mediados de agosto.
Este margen temporal coincide estacionalmente con el desarrollo de esta enfermedad en su variante de peste negra bubónica. Ahora se sabe que la peste negra era transmitida por la picadura de la pulga de la rata, por lo que la epidemia tenía su punto álgido coincidiendo con las épocas del año donde estos insectos tenían su máxima actividad (primavera y verano), aletargando sus efectos en otoño e invierno para volver a aparecer con nuevos brotes en la primavera del siguiente año.
La situación en Cuéllar es más confusa. Balbino Velasco se pregunta la misma cuestión. Según su parecer y a pesar de la imprecisión de los libros de difuntos en esta época, parece llegar a la conclusión de la presencia de la peste en la población en 1599. Su afirmación se basa en los registros parroquiales de la Iglesia de San Andrés, al parecer, los únicos que se conservan, en los que se refleja un incremento de difuntos con respecto a los años inmediatamente anteriores y posteriores.
En aquellos años, en el término de Lastras coexistían todavía dos pueblos: San Esteban y La Lastra, Santa María habría desaparecido más de cien años antes. Los registros parroquiales del primero son inutilizables a estos efectos, por lo que nos centraremos en los difuntos acaecidos en La Lastra. Estos registros no son excesivamente fiables, pueden ser anotaciones realizadas con posterioridad, y a menudo no guardan una continuidad temporal, pero a pesar de ello, muestran una mayor coherencia que los de San Esteban. Sin embargo, teniendo las debidas precauciones podemos extraer algunas conclusiones.
Cuadro 1. Difuntos en La Lastra y San Esteban
Año | La Lastra | San Esteban |
1598 | 4 | – |
1599 | 15 | – |
1600 | 7 | – |
1601 | 3 | 1 |
1602 | 8 | 1 |
1603 | 4 | 3 |
1604 | 2 | 1 |
1605 | 5 | 2 |
1606 | 2 | – |
1607 | 2 | – |
1608 | 5 | – |
1609 | 5 | – |
1610 | 2 | 1 |
1611 | 4 | 3 |
Como se puede observar en el cuadro anterior, el año 1599 tiene una mortalidad muy superior a los restantes, con 15 fallecimientos, según el libro de difuntos. Sin embargo, a esta cifra hay que añadir los párvulos, que en esta época no están registrados en los libros. Así, la cifra total debió ser considerablemente superior. Como regla general, los párvulos representaban casi la mitad de las muertes en esta época, con lo que la cifra total de difuntos estaría muy cercana, sino superior a los 30 fallecidos en dicho año por distintas causas.
Como ya hemos dicho, la epidemia de peste negra está presente en Sepulveda desde finales de marzo hasta mediados de agosto. Además, la peste negra se desarrollaba en esa época del año, por lo que, si efectivamente la peste afectó a Lastras en 1599 y es el responsable del aumento de la mortalidad, debería existir un incremento significativo de difuntos en esos meses.
Del libro de difuntos se puede obtener más información extrayendo la estacionalidad de las muertes ocurridas en ese año y comprobando si estas se producen en la horquilla fijada en el texto de Sepúlveda. De esta manera, se puede comprobar, siguiendo el cuadro 2, que diez defunciones se producen en el periodo marzo-agosto, con un punto álgido centrado en mayo, con siete fallecimientos. A estas cifras deberíamos añadir los párvulos como hemos dicho antes.
Cuadro 2. Distribución de difuntos por meses en 1599
Meses | Difuntos |
Enero | 2 |
Febrero | – |
Marzo | – |
Abril | – |
Mayo | 7 |
Junio | 1 |
Julio | 1 |
Agosto | 1 |
Septiembre | – |
Octubre | 2 |
Noviembre | – |
Diciembre | 1 |
Otro aspecto interesante a remarcar es la falta de correspondencia de este incremento de muertes en un mes como el de mayo con los parámetros de estacionalidad de las muertes por esos años. Así, tanto en la Edad Media como en los siglos XVI y XVII, normalmente se produce un incremento de la mortandad entre los meses de julio, agosto, septiembre y octubre. Pudiendo variar esta horquilla según las condiciones climatológicas de cada año. Así, en otros años la horquilla se retrasaría al periodo agosto-noviembre. Este patrón se debe a la presencia de dos tipos de enfermedades: la primera; que se daría bien entrado el verano, estaría relacionada con infecciones gastrointestinales, más propias de este periodo, y segundo; a enfermedades pulmonares, que se presentarían en pleno otoño, con presencia también de la gripe.
Como conclusión, podríamos decir que hay referencia explícita a la presencia de peste negra en Sepúlveda desde marzo a agosto de 1599. En Cuéllar, las evidencias son más débiles, pero también hay constancia de un incremento de muertes ese mismo año. Y en La Lastra, advirtiendo de la inseguridad que aportan los registros parroquiales en esta época, tenemos evidencias de un incremento de mortalidad significativo en 1599 frente a otros años cercanos. Además, se puede constatar una concentración de fallecimientos en mayo, por lo que concuerda con lo ocurrido en Sepúlveda y con el desarrollo de la propia epidemia. Los datos apuntan a que la epidemia tuvo una incidencia en nuestro pueblo de en torno a 7-10 personas adultas. Esto es, la mayoría de los fallecimientos acaecidos en el periodo de marzo a agosto, a los cuales habría que añadir párvulos. Con lo que la cifra corregida podría estar en torno a las 14 o 20 personas, o incluso más, si es cierto la afirmación del cura de San Andrés que dice que afectaría más a los niños.
Todos los indicios apuntan a la presencia de peste en La Lastra en 1599, pero ¿cuál fue su grado de incidencia en la población? Para analizarlo contamos con el censo de 1591, donde La Lastra cuenta con 55 vecinos. Según los índices de conversión, la población se podría cifrar en unas 220 personas. Según estos cálculos, la peste afectó a una horquilla de población de entre 6 al 9%.
Para terminar, otro aspecto casi olvidado y que tiene relación con la peste negra es la devoción que se presenta en Castilla a San Roque. Este santo, precisamente es el patrón de los apestados, y hay referencias a su intercesión y rogativas para remisión de la enfermedad. Curiosamente, su festividad es el 16 de agosto, que es la fecha en la que dice el texto de Sepulveda que acaba la epidemia. Como ya se ha explicado, sobre esas fechas la epidemia solía remitir ya que la pulga de la rata, transmisor de la enfermedad pasa el invierno en estado larvario, por lo que su propagación se ralentiza. Parece ser que, debido a esto, las rogativas a San Roque tenían gran efecto llegada su festividad. Ahora sabemos que este santo jugaba con las cartas marcadas.
- Imagen de cabecera: El Triunfo de la Muerte, óleo de Pieter Brueghel el Viejo